El año 2020 quedará grabado en nuestra historia como uno en el que nos vimos enfrentados al reto más complejo que hemos tenido: la pandemia del COVID-19. Sin embargo, estoy seguro que también quedará registrado por la resiliencia que nuestra generación ha demostrado en la forma como lo hemos enfrentado.
No tenemos el registro histórico detallado de la manera como nuestro fundador y su equipo de colaboradores enfrentaron la pandemia de la fiebre española que también azotó el mundo en 1918. Lo que si sabemos es que lograron superarla contando con muchos menos recursos de los que tenemos hoy día.
Es importante que pongamos esta pandemia en ese contexto. En Progreso no tememos a los retos. Los analizamos, los enfrentamos y los superamos. Por ello, desde que las autoridades declararon un estado de calamidad, nuestra organización comenzó a prepararse para analizar y gestionar el tipo de riesgo que se venía sobre nosotros.
Afortunadamente, contábamos con un equipo profesional de salud y seguridad ocupacional bajo el liderazgo del Dr. Roberto Hermosilla; una autoridad reconocida internacionalmente en este campo. Esta cultura robusta de OH&S nos ha permitido reaccionar con prontitud y profesionalismo en la implementación de nuevos protocolos que garanticen no sólo el equipo de protección personal para cada uno, sino los procesos adecuados en la mitigación del riesgo de contagio.
Luego de haber entrado en un modo de “sobrevivencia” para proteger nuestras fuentes de trabajo; nuestra meta crucialmente importante número 3 se enfoca ahora en la gestión de riesgos para garantizar la salud de nuestra gente y la sostenibilidad de nuestras operaciones. Las declaraciones de todos los expertos son claras y contundentes: debemos aprender a vivir con el COVID-19. Esta enfermedad no desaparecerá en el futuro previsible.
Como todos sabemos, en Progreso, el eje de bienestar siempre ha ocupado un lugar especial en nuestra Agenda de Liderazgo. Y en ese eje, el análisis y la gestión de riesgos constituye la columna vertebral de nuestra visión cero incidentes. Es sobre esta metodología que hemos construido la gestión de un riesgo más: el COVID-19. Con esa mentalidad debemos borrar el miedo que naturalmente podemos sentir en estas condiciones. Tenemos la ciencia y el estricto seguimiento de los nuevos protocolos a nuestro favor. Les recuerdo que tales normas son de cumplimiento obligatorio.
Pero también hay aspectos positivos. Quiero expresar un enorme agradecimiento y felicitación a los equipos de las diferentes unidades de Progreso que han colaborado con las autoridades gubernamentales en la coordinación de los donativos y la respuesta de apoyo a nuestras comunidades. Se ha donado la construcción de hospitales, carreteras de acceso, materiales de construcción, víveres, kits de higiene, equipo de protección personal, pruebas de diagnóstico, capacitación, medicinas, apoyo logístico y un largo etcétera.
Es durante estos momentos que la Familia Progreso se une para vivir el valor de la solidaridad plenamente. Esta solidaridad también se ha mostrado en el acompañamiento médico que hemos tenido con los compañeros que han enfermado. Todos evolucionan favorablemente; aunque tuvimos que lamentar el fallecimiento de nuestro compañero Erick Catalán quien sufría, desde hace tiempo, de una severa insuficiencia renal crónica. Les pido que lo recordemos a él y su familia en nuestras oraciones.
Por todo lo anterior y por lo que nos falta por ejecutar, me siento tranquilo que las futuras generaciones de Progreso nos juzgarán positivamente por el liderazgo genuino que hemos mostrado en esta crisis. Por la solidaridad hacia nuestros compañeros y nuestras comunidades. Por el comportamiento ético en el tratamiento de la pandemia. Y, especialmente, por el compromiso con la sostenibilidad de nuestras operaciones.
¡Sigamos construyendo juntos el país donde queremos vivir!
Sinceramente,
