Desde que nacemos estamos rodeados de medidas, es vital saber nuestro peso, cuanto medimos en estatura, nuestras pulsaciones, y todo esto nos lleva para saber, si tenemos una buena salud. Lo mismo pasa en los sistemas industriales, es indispensable medir correctamente para saber si el producto o servicio entregado, es lo prometido al cliente.
Existen registros que distintas civilizaciones antiguas, utilizaron las medidas para vivir de una forma lógica y ordenada. Egipcios, Mayas, romanos y otras culturas, usaron las medidas para ir evolucionando y ordenando sus respectivos procesos. En Egipto se encontró el codo real o egipcio, que es un estándar de medida para la construcción de pirámides que permitió tener un proceso eficiente y uniforme de construcción.
A pesar de la evolución de esta ciencia y de crear patrones y estándares de medida, se debe tomar en cuenta que un sistema de medida es fundamental. Antoine de Saint-Exupéry, autor de “El Principito”, relata una anécdota de su accidental paso por Guatemala al medir mal.
El 14 de febrero de 1938 Saint-Exupéry y su mecánico Prévost salían del aeropuerto de Nueva York con la intención de llegar a Punta Arenas, al sur de Chile, en un tiempo récord. El viaje era espectacular, aunque como dice Michel Manoll, autor de una biografía de Saint-Exupéry, el viaje no ofrecía ningún interés técnico.
El único motivo era sacar unos dólares para poder sobrevivir. Llegaron sin novedad al aeropuerto de Guatemala donde lo único que tenían que hacer era recargar combustible. Pidieron el mismo en galones pues sabían que era la unidad que usaban en aquel país. Había iniciado vuelo en Estados Unidos donde el galón es equivalente a 3,78 litros y no se les ocurrió pensar que en Guatemala fuera de otro modo, pero sí lo era, allí usaban el galón imperial, del sistema de medidas inglesas, que son 4,54 litros.
Los guatemaltecos pusieron el número de galones que les pidieron lo que resultó en un 20% más de peso. Si estaban intentando batir un récord todos los cálculos estaban hechos para cargar el máximo combustible posible. Un 20% más no era posible.
Al arrancar, Saint-Exupéry se dio cuenta de que el avión no iba bien; el peso no le permitió despegar y el avión se estrelló al final de la pista.
Esta historia, nos enseña sobre la importancia de medir bien, de saber que la metrología es indispensable para nuestro día a día.
Medir correctamente nos lleva a expandir nuestro trabajo a mercados exteriores. Los invitamos pues, a que día a día vivan y compartan la importancia de esta ciencia.
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Oscar Augusto Robles
Jefe de Taller de Instrumentos
Cementos Progreso
