“Antes cuando mi casa estaba así, de tierra, mis hijos jugaban con polvo y se mantenían con las manos sucias” cuenta María Rosaura Díaz, recordando el piso que tenía antes de que lo cambiasen por uno de cemento.
“Yo tengo mi nene de 4 años, lo llevaba cada semana con el médico. Ahora ya son 3 meses que no lo he llevado.” El piso nuevo de María Rosaura permite que la familia goce un estilo de vida más saludable, previniendo enfermedades gastrointestinales y respiratorias, especialmente en los niños. Es por esta razón que se le da prioridad a los hogares que tienen niños como María Rosaura quien tiene tres hijos, (dos niñas de 10 y 6 años, y un pequeñín de 4 años).
Su familia hace tortillas para vender y algunas veces, también venden comida. Tener un piso de cemento que les permita cocinar en condiciones más saludables también implica un beneficio para su negocio. “Uno no puede lavar un piso de tierra pero ahora ya lo lavamos, lo trapeamos y mi casa está más limpia y mis hijos están más sanos.”
Un piso de cemento también tiene motivaciones emocionales, ya que ahora siente mayor motivación para limpiar su casa, incluso su hija mayor colabora felizmente con los quehaceres de la casa. Los estudios también confirman esto, un incremento de satisfacción personal después de reemplazar un piso de tierra por uno de concreto.
El programa Pisos S3, incluye familias de San Juan Sacatepéquez y El Progreso. Contempla pisos de diferentes dimensiones, apoyando a mejorar la salud de los beneficiarios.
