Revista Granito de Arena

El intercambio de experiencias y tecnología permite mejorar la calidad de vida de las personas

Luis Carlos Morazán Suarez es un estudiante de la Universidad Zamorano (Honduras) y participante en un intercambio internacional con Cornell University, auspiciado por el Fondo de Innovación 100.000 Strong in the Americas, en donde Cementos Progreso participa y es donante. En esta conversación, el joven centroamericano nos comenta sobre cómo esta experiencia, podría ayudar a mejorar la vida de comunidades en vías de desarrollo, brindando agua segura y limpia para consumo humano.

¿Qué experiencia puede comentarnos sobre su participación en el Fondo de Innovación 100.000 Strong in the Americas?

Ha sido una experiencia muy significativa. Participar en el Fondo de Innovación 100.000 Strong in The Americas me permitió entender que es un mecanismo confiable y flexible; con los fondos que adquirimos en este programa es posible que tengamos intercambio académico y un desarrollo institucional que se realiza entre las universidades.

Además, se crean nuevos programas de intercambio y otro de los aspectos importantes es el desarrollo y fortalecimiento de la cooperación educativa que se fomenta a través de este tipo de experiencias.

¿Cómo se enteró del Fondo? ¿Cómo logró la universidad postularlo?

La aplicación para el programa lo realizó mi universidad, la Universidad Zamorano (Honduras), la directora del departamento de energía y desarrollo fue la que inicialmente aplicó a los fondos y esto lo hizo a través de una propuesta sobre monitoreo y prevención de la contaminación difusa que es ocasionada en las fuentes de agua por la agricultura, específicamente por el uso de agroquímicos.

Nosotros recibimos la convocatoria de la embajada de los Estados Unidos, en donde se indicaba a qué universidades se podían aplicar estos fondos y posteriormente hubo un taller en Guatemala, al que debían asistir los postulantes para recibir los lineamientos para aplicar al fondo.

La propuesta entonces, se realizó como una respuesta a los problemas que la contaminación difusa causa en Centroamérica y esto es muy importante pues considero que la parte académica debe generar soluciones a los problemas y es justo lo que estamos desarrollando ahora en conjunto con la universidad de Cornell. Los programas de intercambio son necesarios para mejorar las capacidades de la región centroamericana.

¿Y podría contarnos sobre su participación en este programa?

El programa de Agua Clara es un ente que ha desarrollado tecnologías enfocadas al tratamiento y potabilización del agua. Esto con el propósito de garantizar agua limpia y segura a comunidades que se encuentran en vía de desarrollo.

La tecnología de las plantas de potabilización del programa, tienen múltiples ventajas asociadas a su funcionamiento, por ejemplo: No tienen la dependencia del uso de energía eléctrica, el uso es fácil, elimina la dependencia de importación de todos los materiales para construirlas y sobre todo, tienen una estructura que es sencilla pero a la vez muy sofisticada.

El tiempo que participé en el programa (dos meses) me sirvió para entender distintos aspectos asociados a la operación en estos sistemas de tratamiento.

Al hablar de estas plantas de tratamiento, debemos entender que existen diversas secciones que son importantes: Hay un área de automatización donde se agrega el coagulante al agua, hay un área de floculación, de sedimentación, filtración y por último un espacio de desinfección.

Mi trabajo en el programa se enfocó en diseñar y construir un nuevo floculador para una planta piloto que en la actualidad se utiliza en la universidad como modelo para implementarse en pequeñas comunidades.

¿Y cómo aplicará los conocimientos adquiridos en su pasantía?

En Honduras y en toda Latinoamérica en general, existen muchos problemas que se derivan de una mala gestión de los recursos hídricos. Muchas veces tiene que ver con la disponibilidad, con el acceso y la contaminación difusa causada por actividades agrícolas.

En las comunidades pobres de nuestra región, tienen graves problemas con el uso el consumo de agua y esta experiencia me enseñó que se puede replicar estos modelos para garantizar agua en ellas.

Estas plantas son una estrategia de innovación y desarrollo que podemos implementar en nuestros países y de esta forma, promover el desarrollo sostenible en la región.

¿Cree que es factible replicar el proyecto de las plantas de tratamiento su país y en general en Latinoamérica?

No podemos hablar de desarrollo sostenible si las personas no tienen acceso a agua limpia y segura. Creo firmemente que este modelo se puede aplicar y que su uso podría generar un cambio en la salud y en la forma de vida de las comunidades que aún no tiene acceso a agua potable.

La planta en la que trabajamos elimina la dependencia energética, y podría instalarse en comunidades que no tienen energía eléctrica.

¿Qué mensaje les darías a estudiantes y profesores que buscan fondos para implementar sus propuestas?

Que nunca pierdan la fe y el entusiasmo por encontrar recursos. Los proyectos académicos generan valor social y brindan soluciones a los múltiples problemas que países como los nuestros tienen. Existen instituciones y empresas comprometidas con un cambio y hay que encontrarlas.

¿Cómo visualizas tu vida después de haber vivido esta experiencia?

Primero participar en el mundo laboral con un enfoque de sostenibilidad, entender que todas las actividades humanas generan un impacto en el ambiente y sus recursos, permite tener una mayor comprensión y abordaje en la búsqueda de soluciones.

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