En Cemento Progreso se encuentra un tesoro invaluable: sus trabajadores. Son ellos quienes, con dedicación y esfuerzo, tejen el tapiz de la historia empresarial, dejando un legado de compromiso y lealtad que perdura más allá de las fronteras del tiempo. Entre ellos se encuentra Adolfo Morales, un hombre cuyo nombre resuena con orgullo en las instalaciones.
Desde sus primeros pasos en la empresa, Adolfo ha sido protagonista de una historia marcada por la solidaridad. Comenzó su trayectoria como jefe de almacén, donde desempeñó sus labores con entrega. Pero su verdadero legado no se limita a las paredes de una oficina; su verdadera contribución radica en su liderazgo al frente del Programa Águilas de Oro.
El Programa Águilas de Oro es más que un simple grupo; es un símbolo de fraternidad y apoyo mutuo. Reúne a una serie de trabajadores que, como Adolfo, han dejado una huella imborrable en Cementos Progreso. Es un espacio donde la solidaridad y el compromiso son los pilares fundamentales.
Bajo el liderazgo de Adolfo, el Programa Águilas de Oro ha florecido y ofrece a sus miembros una variedad de actividades y capacitaciones que van más allá de lo laboral. Desde recomendaciones legales hasta talleres de jardinería y nutrición, pasando por ejercicios y motivación, el programa se ha convertido en un faro de esperanza y aprendizaje para sus integrantes.
Más allá de las actividades y las capacitaciones, lo que realmente aporta el Programa Águilas de Oro es un sentido de pertenencia. Es un recordatorio constante de que, aunque las jornadas laborales puedan terminar, la familia que se ha formado en Cementos Progreso perdura en el tiempo.
«El orgullo de alcanzar sus sueños no tiene jubilación», afirma Adolfo Morales, con su sonrisa, tan característica como su legado en Cementos Progreso.
