Claudia Tabín: Asuntos Corporativos
Hay historias que son hermosas porque el narrador las convierte en algo especial, y este es uno es uno de esos casos. Pablo y Claudia Tabín, comparten dos vínculos que los llenan de pasión y alegría. Son madre e hijo y también son compañeros de trabajo en la planta San Gabriel de Cementos Progreso.

Pablo es de pocas palabras pero muy honesto cuando describe a su madre, “Ella es mi ejemplo y mi fuerza, desde pequeño siempre ví su esfuerzo para sacarme adelante, y aunque exigente muchas veces, su amor siempre sobresalía en las adversidades”.
Claudia Tabín fue madre soltera pero eso jamás le impidió darle lo mejor a su hijo que ahora es ingeniero, y un miembro más del equipo de la planta. “Ella siempre me motivó a buscar un empleo en Progreso por los valores de la compañía, por el compromiso que la empresa tiene con sus colaboradores y el compromiso de los colaboradores por ser siempre los mejores” afirma.
Como compañeros de trabajo, Pablo nos cuenta que las relaciones entre ambos son profesionales y claras. Claudia coordina el Programa de visita a plantas, “CemproAmigos”. A veces ella trae a grupos de personas cuando estoy de turno y sin titubear me pide que les explique el proceso técnico a los invitados” nos cuenta Pablo, “Y aunque esto podría verse incómodo, para nosotros es normal y profesional por el compromiso que tenemos con la empresa y con nuestra familia” señala.
Sin embargo esta rutina ha variado en el tiempo del confinamiento. Desde que comenzó la pandemia, Claudia trabaja desde casa y se ha convertido “aún más” según Pablo, en una madre amorosa, comprensiva y tierna.
“Es una fortuna tenerla como madre, su ejemplo y perseverancia me han llevado a ser un mejor hombre, y un ejemplo también para mi hermano menor que ahora crece viendo como Cementos Progreso es parte de nuestra vida”.
A veces las palabras son cortas para que podamos expresar lo que sentimos por alguien, el cariño y el respeto son demasiado grandes y Pablo no encuentra un adjetivo que pueda describir a su madre. Lo piensa por un momento, y luego responde: “Su espíritu inquebrantable es la fuerza de nuestra familia. Me siento agradecido y dichoso”. Pablo sonríe mientras piensa en su madre, es un hijo agradecido.